CORDILLERA
En las entrañas de la cordillera se escucha el susurro del viento, resuena el crepitar de miles de años de devenir humano.
El círculo de la vida palpita entre las raíces de los árboles, en el entramado de los hongos, las piedras, los animales y las personas.
Todo depende del intercambio y el respeto mutuo. El paisaje de las montañas se dibuja en el horizonte. En su presencia honesta son maestras del equilibrio de tantas formas de vida.
La montaña se hace Abismo, se hace Misterio. Nos asombra, nos acalla.
En silencio, pensar en silencio… ¿No estamos hartas ya de tanto? ¿Cómo llegamos hasta aquí?
Ya no se pueden forzar los pasos. Y no se debe llenar el vacío con cualquier palabra. La mano toca la tierra. Se traza un gesto.
En la urdimbre de la Vida se teje la historia, el tiempo, la cultura, lo humano. Los artesanos hacen con sus manos lo que los dioses hicieron otrora con las suyas: fabricar de manera artesanal el mundo.
Aquí, con los pies en esta Tierra, nuestra vida puede ser como el humo ligero de un rezo: una ofrenda a este misterio de estar vivas.
Que estas vasijas, que son cordillera, nos recuerden que somos parte de una gran familia, nos asombren y nos hagan seguir tejiendo el mundo.
…
Jaime Andrés Aldaz nace en Los Andes, Quito – Ecuador. Ingresa en la Compañía de Jesús en 2016 y actualmente se encuentra realizando sus estudios en Filosofía en la universidad ITESO en Guadalajara, México.
Desde niño explora en las artes plásticas, particularmente en el trabajo con el papel y materiales reciclados. En 2018 comienza su formación en el oficio de la cerámica con Isadora Espinosa en la Casa Taller – Soroche de Los Andes, en Puembo – Ecuador, hasta agosto de 2020 en que se muda a México. Desde enero de 2021 trabaja junto a Maxine Alvarez en Casa Ceniza – Taller de Cerámica Colaborativa y en su estudio personal, en Guadalajara – México. Su formación en el oficio de la cerámica se da en la generosidad del compartir y la colaboración con estas y otras ceramistas entre Ecuador y México.